Había algo que no podía faltar en la rutina de Marcia, y eran los gritos. La sesión de ese día había comenzado y no se veía nada agradable. Su marido, se encontraba tirado en la cama, observándola con su típica mirada de ´´me importa un carajo´´ y agregando alguna que otra frase irónica a la discusión. Cada acto o palabra de desdén aumentaban la ira y frustración de Marcia.
-¿Por qué Rafael? A las 10 de la mañana volviste, me apagás el teléfono y nunca se donde estás.-
- Se me termino la batería. Dejame de romper los huevos, estaba en el club-
- Siempre haces lo mismo, anoche no me dejaste plata para hacerle de comer a los chicos. Te desapareces, no te importa nada.-
- Sos insoportable, me llamaste 20 veces. Ya te dije que se me apagó-
-¿Y por qué no te vas? Ahi tenes la puerta. Si no me Aguantas más, andate.-
-ya me estas echando otra vez.- Agrego entre risas.Los gritos eran estridentes.
- Estoy harta de tus mentiras Rafael, te di todo, mi vida entera. Te di una familia y vos me arruinaste. Te cansaste de engañarme ¿Por qué me lastimás así-
-¿Pero que decís mogolica? Deja de gritar.-
Entonces, Marcia, en un arrebato golpeo la ventana que estaba a su costado y rompió el vidrio. La sangre resbalaba por el puño y pequeñas gotas caían en el suelo.
Solo dos de sus hijos se encontraban en la casa. Al escuchar el grito de furia de su mama, Alexis, la mayor, corrió hasta la habitación para encontrar esta espantosa escena. Rápidamente, se dirigió al cuarto de baño y volvió con gasas. La niña, de 14 años, limpio cuidadosamente la mano de su madre mientras les reprochaba su irresponsabilidad.
- Dejen de discutir, ma mira lo que te hiciste. Pensá en Benja, es chiquito, no tiene porque escucharlos así.-
Rafael solo pudo agregar - Pero ¿Que querés? Está loca-
- Basta, vos tambien tenes la culpa ¿Pueden tranquilizarse los dos? Me voy con Benjamin a la casa de la abuela. Si quieren matarse, nosotros no tenemos porque verlo y curate eso, por favor.
-si hija, anda- dijo Marcia.
Alexis comenzó a retirarse pero no sin antes darse la vuelta para mirar a su madre. Sus ojos eran de un color verde grisáceo, era gracioso, a veces parecía que cambiaban según su humor. Hoy estaba triste, tenia la mirada cansada y alguna arruga mas que ayer. Tenia 39 años pero su vida había sido dura; los años le pesaban como si fueran siglos. Su alma fue rota y vuelta a pegar demasiadas veces. Y a pesar de todo, seguía siendo una mujer atractiva pero ella no lo creía.
Alexis, salio de la casa con la mirada de su mama tatuada en sus retinas, un nudo en el pecho y la pequeña mano de Benja apretando la suya...
Rafael solo pudo agregar - Pero ¿Que querés? Está loca-
- Basta, vos tambien tenes la culpa ¿Pueden tranquilizarse los dos? Me voy con Benjamin a la casa de la abuela. Si quieren matarse, nosotros no tenemos porque verlo y curate eso, por favor.
-si hija, anda- dijo Marcia.
Alexis comenzó a retirarse pero no sin antes darse la vuelta para mirar a su madre. Sus ojos eran de un color verde grisáceo, era gracioso, a veces parecía que cambiaban según su humor. Hoy estaba triste, tenia la mirada cansada y alguna arruga mas que ayer. Tenia 39 años pero su vida había sido dura; los años le pesaban como si fueran siglos. Su alma fue rota y vuelta a pegar demasiadas veces. Y a pesar de todo, seguía siendo una mujer atractiva pero ella no lo creía.
Alexis, salio de la casa con la mirada de su mama tatuada en sus retinas, un nudo en el pecho y la pequeña mano de Benja apretando la suya...